En un esfuerzo por promover el bienestar y la protección de la niñez, la comuna de El Quisco celebró con éxito el concurso de pintura «Reconozco mi lugar de paz», destinado a niños, niñas y adolescentes de 8 a 14 años. Este evento, enmarcado en la campaña contra el maltrato infantil, buscó visibilizar y valorar los espacios donde los jóvenes se sienten en paz y armonía.

Durante todo el mes de abril, talentosos artistas juveniles participaron en el certamen, plasmando en sus obras la importancia de sentirse seguros y tranquilos en su entorno. El jurado, conformado por destacadas personalidades del ámbito cultural y artístico, como Alejandro Flores, Gracia Castillo y Francisco Ramos, tuvo la difícil tarea de evaluar los trabajos en base a criterios de creatividad, mensaje transmitido y relación con el tema del concurso.

Los ganadores de cada categoría recibieron un merecido premio acorde a su destreza artística. En la categoría de 8 a 9 años, el diploma fue otorgado a Diego Cubo Barbaste, mientras que, en la categoría de 10 a 11 años, Rafaela Flores Larraín se llevó el reconocimiento. En la categoría de 12 a 14 años, los diplomas fueron para Aylén Montalba y Ana Sepúlveda Arenas. Además, se entregaron menciones honrosas a Maite Vallejos Bauza, Colomba Valdivia Rodríguez y Agustín Vásquez Pérez por su destacada participación en el concurso.

Además de los reconocimientos individuales, se otorgaron diplomas especiales en distintas áreas. Max Valenzuela fue premiado por su técnica y estilo, Magdalena Arancibia Espinoza recibió un diploma por la importancia de sentirse acompañado, Fernanda Rojas fue reconocida por su creatividad, y Isidora Ramo obtuvo un diploma por su destacada composición visual.

La temática del concurso, «Reconociendo mi lugar de paz», no solo inspiró las obras presentadas, sino que también promovió la reflexión sobre la importancia de proporcionar entornos seguros y afectuosos para el desarrollo integral de la niñez. Esta iniciativa, impulsada por la municipalidad de El Quisco, fortalece la cultura del buen trato, fomentando el respeto, la empatía y el reconocimiento de los derechos de los niños, niñas y adolescentes en la comunidad.