Como cada 25 de abril, este año se conmemora el Día en Contra del Maltrato Infantil, fecha que nos tiene que llevar a reflexionar sobre este grave problema que según cifras afecta a la mitad de niños y niñas en el mundo, es decir a cerca de mil millones.
Según la Convención de los Derechos del Niño, el maltrato infantil se define como:
“Toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los padres, de un representante legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo” (Artículo 19)
Por su parte, la OMS la define como:
Todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo que causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder. (2020)
Al igual que otros tipos de violencia esta se expresa de diversas maneras:
• Físico: cualquier acción intencional que provoque daños físicos, sean estos visibles o no, como por ejemplo: quemaduras, golpes, pellizcos, fracturas, entre otras.
• Psicológico: es cualquier actitud que provoque en el niño o niña sentimientos de descalificación o humillación.
• Por negligencia: es la no protección del niño o niña ante eventuales riesgos y la no atención de sus necesidades básicas cuando madres, padres o personas que están a su cuidado están posibilitados para hacerlo.
• Abuso sexual: es el ejercicio abusivo de poder de un adulto hacia un/a niño/a que implica la satisfacción sexual de quien lo ejerce en detrimento y desconocimiento de su voluntad. Otra forma de someterles a situaciones de violencia es cuando son testigos de maltrato o abuso sexual hacia terceros. Se considera que las consecuencias son similares a las que experimentan cuando viven el abuso en forma directa.